viernes, 28 de enero de 2011

Funciones de los docentes hoy

Una tarea permanente

La labor docente trasciende más allá del hecho de enseñar, para convertirse en mediador, en el ayudante del discente en su tarea de aprende, activando las capacidades cognitivas del estudiante y  aportando a su desarrollo personal. La labor docente engloba una serie de pasos y tácticas para hacer del aprendizaje una experiencia atractiva, innovadora, motivadora y sobre todo oportuna, considerando las cualidades individuales y grupales de los alumnos, lo que da paso a un aprendizaje significativo.

Sin embargo, algo que se ha remarcado a lo largo de la lectura es el aprovechamiento de las TIC en quehacer didáctico, basados en que las mismas enriquecen los procesos de aprendizaje al ser fuentes y canales de información; así como una útil herramienta para el desarrollo de contenidos, enriqueciéndolos con las posibilidades de presentarlos en otros formatos y diseños que ayudan al desarrollo de estructuras mentales, como puede ser la dosificación de textos y su enriquecimiento a través de imágenes fijas o en movimiento, llegando hasta el audio y video.

En resumen se puede agrupar las tareas del docente hoy en ocho grandes ítems: diagnosticar necesidades, preparar las clases, materiales y recursos; centrar el aprendizaje en el alumno,  ser ejemplo para los estudiantes y ofrecerles tutorías, investigar en el aula con los estudiantes y tener un desarrollo profesional continuo y colaborar con el centro educativo en la labor de gestión.

Pero qué significa todo ello, qué implica, más que mencionar éstas tareas, debemos escudriñar cada una de ellas pues toda esta labor docente encierra que debemos considerar a nuestros alumnos como entes pensantes, con conocimientos previos, con iniciativa, por lo que debemos conocer sus características individuales y sus intereses de formación.

Igual la labor docente abarca el preparar  clases y mediarlas a través de recursos tradicionales,  así como mediante TICS, siempre orientados al alcance de objetivos pre-establecidos, mediante el desarrollo de estrategias y actividades que sean motivadoras, ricas en vivencias significativas, que ayuden a los estudiantes al aprendizaje con otros, de manera grupal, pero también de forma autónoma, pero todo ello enmarcado en el currículo, pues de nada sirve ser motivadores y aplicar tecnologías en el aula si estas no tienen ninguna intención educativa.

Pero también hay otra tarea muy importante, que por lo general el docente olvida, nos referimos al de guiar los procesos de aprendizaje de sus estudiantes, mediante la resolución de dudas; y sobre todo considerar las dificultades de los alumnos o los resultados negativos que ellos den como elementos para rediseñar o mejorar las estrategias que como docentes planificamos.



Por todo lo anterior, y repitiendo algunas palabras de Rojano, el docente del siglo XXI debe ser un individuo conocedor de su asignatura, capaz de establecer objetivos y metas, dinamizador de los aprendizaje ayudando a sus estudiantes a superar sus deficiencias y dificultades con el uso de las tecnologías. El docente debe ser un promotor de la curiosidad, del pensamiento, así como del interés por alcanzar las metas.

El docente del Siglo XXI  tiene actitud positiva  frente a los sistemas de información tecnológica, es capaz de desaprender y de adecuarse a los  cambios a través de la capacitación continua, de la aplicación de novedosos recursos y de tratar la diversidad de sus estudiantes. Sabe y  utiliza las TIC, por las que las introduce en el aula para ampliar las actividades de formación,  por lo tanto su responsabilidad también implica que sus estudiantes se apropien de las tecnologías al servicio del aprendizaje.

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